El terremoto que acaba de sufrir Haiti es como un dedo en la llaga. Sus penalidades no han tenido compensaciones en los dos siglos que han transcurridos desde que se independizaron en el 1804.
Miserias, dictadores, intervenciones extranjeras, explotación, discriminación, epidemia, podría ser una síntesis de la historia social y económica de nuestros hermanos y vecinos.
Haiti, llamado "el pueblo mas pobre de hemisferio", hoy día se encuentra intervenido por fuerzas de la ONU; y varias organizaciones internacionales consideran que esta intervención debe prolongarse por lo menos 5 años mas y todo eso es solo por no echarse esa responsabilidad encima.
El territorio de Haiti mide 27,700 KM2 y esta deforestado, ha perdido la capa vegetal y sus Nueves millones de habitantes sobreviven milagrosamente, quizás por la resistencia física que han adquirido a fuerza y costumbre por tantas penuria y tanto tiempo mal pasando y viviendo sobre-explotados.
El terremoto pone al pueblo haitiano una vez mas de rodilla y para ayudarlo a levantarse es necesario que la frontera de prejuicios, debilidades y torpezas que nos cercan, sea derribada.
El gobierno dominicano debe tomarse en serio lo que acaba de ocurrir en Haiti y constituirse en motor, líder y agente de su reconstrucción, con la participación masiva de la comunidad internacional.
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