domingo, 28 de marzo de 2010

Rubirosa y la Princesa


Cuando Rubirosa vió por primera vez a la princesa de su cuento de hadas, no pudo apartar la vista de ella, y lo que vió lo impresionó tan fuertemente que él supo que valía la pena tratar de conquistarla. Era mucho mas joven que él, pero ella parecía disfrutar mas de la vida.

Era bella, elegante y muy agradable a la vista. Su voz era música para cualquier oído masculino, sonaba en tono grave pero modulada suavemente, tenía una sonrisa encantadora que le daba un áire de inocencia que ella trataba de disimular, queriendo aparentar ciertas experiencias que después él supo que ella no tenia.

Sus ojos eran muy vivos y te miraban de tal forma que tu te sentía invitado a probar suerte con ella, pero cuando lo intentaba te dabas cuenta de que no había tal invitacion, que eso era efectos de unos ojos que coquetean contigo sin que su dueña se de cuenta.

Todo eso él lo descubrió en el momento que tuvo la oportunidad de acercarse a ella, y lo hizo como cuando un depredador se lanza sobre su presa, hambriento, con las garras afiladas y la boca hecha agua pensando en el banquete que se va a dar con tan suculento plato, para inmediatamente darse cuenta que tendrá que hacer dieta forzada porque su presa esta lista para ingerir pero no preparada para ser devorada.

Pero Rubirosa como buen cazador, experto y experimentado, no la desecho sino que le echo un lazo al cuello y la esta alimentando y domesticando para luego lanzarse a disfrutar de tan suculento manjar.

Con la certeza de que los otros predadores al verlo con semejante ejemplar, se le hará agua la boca y le dirán como el le dice a los demás "Buen provecho compañero".

Continuará...

Adaptacion de la obra: "Rubirosa, La vida de un playboy"

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